UNA LEYENDA DEL NORTE.
Diciembre 2019
En un pueblo del norte, del cual no quiero decir su nombre, por qué sus habitantes, tienen miedo de perder el poco turismo que les queda. Años atrás sus leyendas, sus historias y demás mitos que recorrían sus calles eran más que suficiente para atraer a turistas y curiosos y llenar el pueblo de vida. Lo que antaño atraía a los turistas, hoy en día los asusta y el pueblo cada vez está más abandonado. Pocas gentes quedan en el pueblo, más de 7.500 habitantes vivían en estas tierras, cuando hoy en día, apenas son 3000. Cada año, dos semanas antes al día de Todos santos, llegada la medianoche y solo las noches de luna menguante, se escucha el tintineo de unas campanillas, bajando las colinas DOCORNEL. Ese dulce tintineo llena de temor a todos él en pueblo, y más cuando, sin querer mirar, se ve a lo lejos una hilera de velas encendidas, y túnicas blancas con capuchón que no se les ve el rostro, pero que su rezar al unísono, forman un murmullo que casi no se entiende. Y según me contaron es mejor no entender lo que dicen, por ese una llamada a la muerte. Las gentes del pueblo se esconden en sus casas y hacen oídos sordos a sus cantos. Si por un casual te pillan fuera, lo mejor es hacer un círculo de sal y meterte dentro, cerrar los ojos y no abrirlos hasta no escuchar las campanillas. Por eso no de extrañar encontrarse montoncillos de sal por cada esquina del pueblo, y si no tuvieras cerca de la sal, hay que quedarse quieto sin abrir los ojos, portando una cruz de madera y rezar sin escuchar sus cánticos. Por ese motivo, los lugareños regalan a sus turistas una pequeña cruz de madera, en forma de llavero, pulsera, o colgante, como símbolo de protección. Sentirás que están cerca por su fuerte olor a cirios, derritiéndose mezclado con un dulce olor a flores, y una corriente de aire helado. No abras los ojos, aunque con voz de niño te susurrarán, te insistirán a que los abras solo por una vez, y que con cariño te pedirán les sujetes la cruz mayor, al cual debes contestar con una cruz de madera, en tu mano: CRUZ YA TENGO, Y MADERA EN LA MANO, SIGAN SU CAMINO EN BUSCA DE OTRO HERMANO. También si te subes en los peldaños de un cruceiro, no te verán, y pasarán de largo. Porque una vez tocada la cruz mayor, tu luz interior de ira apagando, enfermaras y te irás consumiendo, poco a poco, hasta unirte a ellos , a la SANTA COMPAÑA. Almas en pena, en busca de nuevos miembros condenados, a vagar toda la eternidad, como pago de sus pecados cometidos en vida. Quizás solo sean cuentos, y quizás no. Pero como dicen por el norte, Habelas… Hailas.
Pero a mí esas historias, ya me las contaban de pequeña, y por eso no me asustan tanto. Pero la del niño, esa me tocó el alma.
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