TRADICIONES NAVIDEÑAS.

 Los meses del año que más le gustaba a Elena, eran diciembre y agosto. En agosto siempre se iba de vacaciones con sus amigas, sin destino programado pero siempre con la diversión asegurada. Pero sin duda era diciembre su mes favorito. Por motivos de trabajo, ni ella ni su familia podían reunirse en todo el año y era diciembre una cita obligada. Este año iba a ser de los mejores, después de una pandemia que los mantuvo separados y la perdida de un ser querido en estas fechas, hizo que la familia llevara cuatro años sin verse. Elena tenía preparada sus maletas desde hacía días, terminó su jornada laboral y se dirigió al coche. Por el camino encendió la radio y los villancicos que sonaban le hizo sonreír y mil recuerdos de pequeña inundaban su cabeza. Este año por ser tan especial habían decidido reunirse todos en la casa del pueblo. Campanilla, era un pequeño pueblecito de la provincia de Segovia, pero el más bonito para Elena. Aparcó justo en frente de la fachada de la casa familiar, los recuerdos de navidades pasadas hicieron que su sonrisa se agrandara y sus mejillas se encendieran. Un ruido de arrastrar madera la despertó de sus pensamientos y dirigió su mirada a la puerta de entrada a la casa. __¡Bienvenida Elena, qué alegría me da verte! __ grito Óscar, su hermano pequeño. ¿Qué te pasa que vienes tan sonriente? __ Óscar, me alegro tanto de verte, ¡Estas guapísimo hermano! Y los dos hermanos se dieron un gran abrazo. __¡Eh, eh, afloja hermanita, recuerda mi cicatriz.! Llevándose su mano derecha al costado. __¡Blandengue!, siempre estás igual, tu cicatriz te libraba de pequeño de ayudar a mama, pero no te librará de este abrazo. Me venía acordando cuando éramos pequeños y el jaleo que había siempre en esta casa. Recuerdas el bullicio de las mañanas por desayunar todos juntos, las peleas por entrar al baño, los gritos por las noches, las carcajadas y los cánticos de los abuelos, todos disfrazados iguales cuando se juntaban todos alrededor de la chimenea. Mira que eran feos los disfraces, y el accidente del pequeño Tomás, todavía recuerdo como gritaba. __ Bueno, dejémonos de tristezas. Dime, ¿Vienes solo o te has traído a la gruñona? __ Lo siento Elena, la gruñona, sigue casada con tu hermano. Se escuchó una voz detrás de ella. __ Hola Sonia, era broma mujer. Intento disimular Elena, sin éxito. __ Tranquila cuñada, si estoy aquí es por Óscar, pero en cuanto pase nochebuena, nos vamos. No me gusta este pueblo, ni las reuniones familiares, ni las tradiciones de vuestra familia. __¡Chicas, por favor tengamos la fiesta en paz! Intervino Óscar entre las dos mujeres. Y entraron todos en la casa familiar. ¡La familia Cosme al completo! Fue el grito que se escuchó al entrar Elena al salón principal y sus otros tres hermanos corrieron abrazarla. La madre de Elena, entre lágrimas de emoción, casi no podía moverse. El padre se levantó con un folio en la mano y carraspeo pidiendo atención. Querida familia: Antes de que vuestra madre se quede sin lágrimas, nos gustaría que escucharais un pequeño discurso que os hemos preparado con mucho cariño. Dijo el padre antes de que la emoción no lo dejase hablar. Como sabéis, vuestra madre y yo ya pasamos de los ochenta y seis los dos. Estos años atrás, con la pandemia, pensábamos que ya nunca os veríamos así, todos juntos. Lo primero es daros las gracias, sabemos que no es fácil, y no a todos os gusta estar aquí. Y daros las gracias por comprender y respetar nuestras tradiciones , Este año será el último que coloquemos nuestro ángel en la copa del árbol navideño, y estamos muy contentos de que participéis todos. Todos aplaudieron, y empezaron a sacar los adornos navideños. __¿De qué tradiciones habla tu padre Óscar?__ Preguntó Sonia. __ Nada mujer, todos los años mis padres colocan un ángel encima del árbol, en vez de una estrella y eligen el nombre de uno de los nietos. En la familia Cosme estaban todos orgullosos por haber conseguido armar el árbol. Solo faltaba el ángel que, como manda la tradición, se colocaría un día antes de la noche de nochebuena. Todos charlaban delante de la imponente chimenea, que el tatarabuelo Francisco había mandado construir. Una enorme chimenea que casi se entraba de pie. Esa misma noche los jóvenes decidieron ir a cenar todos juntos. La abuela y el abuelo se encargarían de entretener a los más pequeños. __ ¡Yo prefiero quedarme Óscar!, no sé, no veo a tus padres con fuerza como para quedarse con nuestros hijos y los cuatro niños pequeños. __ Va Sonia, son más fuertes de lo que aparentan, además el restaurante está cerca, venga mujer. __ Mujer, vete tranquila que tus hijos se divertirán con nosotros, ya lo verás.__ Grito la abuela desde la otra habitación. __ ¿Queréis que juguemos a disfrazarnos? Pregunto la abuela a todos los niños. __¡sí! Se escuchó un gran grito. La abuela se llevó a los pequeños a una habitación debajo de la escalera, Sonia se quedó parada al ver que la abuela se encerraba con los niños, y mirando a Sonia cerro la puerta lentamente. Sonia se quedó mirando la puerta, paralizada, algo no la dejaba irse con tranquilidad. ¡Vamos cariño que llegamos tarde! Óscar la agarro de la mano y tiro de ella saliendo por la puerta , mientras ella no dejaba de mirar atrás. La abuela empujó un pequeño armario que tapaba una puerta secreta sin tiradores y con una pegatina tapando la cerradura. __Abu¿, tienes el disfraz de spiderman? Preguntó el más pequeño. Aquí no hay tonterías de estas, dijo con tono serio la abuela. Al abrirlo los niños se miraron unos a otros.__¡eso no me gusta! Grito otro de los niños. __ Aquí no están vuestros padres, me oís, cambiaros de ropa ahora mismo. _ Grito la abuela. Los niños obedecieron sin rechistar y uno a uno les fue cortando el pelo sin compasión ni delicadezas. Cuando subieron al salón, el abuelo había colocado unas sillas delante de la chimenea formando un semicírculo, la luz se había vuelto tenue y en el suelo había pintada la frase:El ángel pronto vendrá, y en el suelo delante de cada asiento un vaso con algún líquido ,color verde. Una de las niñas no levantaba la vista del suelo, y llevaba suspirándoselo, y que le habían cortado sus pequeñas trenzas. Otro de niños no paraba de llorar y llamar a su madre entre sollozos, y los mayores con no mas de siete años bebieron sin protestar. __¡La luz dorada entrará en vuestros cuerpos y sanará vuestras almas! Gritaban los abuelos alrededor de los niños. Uno de los niños que había bebido se levantó y con los ojos en blanco danzo sin ton ni son, no tardo otro de los pequeños en levantarse como si estuviera sonámbulo, se movía como si sus brazos no tuviesen control. Dos de las niñas más pequeñas que no habían bebido ,la abuela las obligo a beber, y ni las lágrimas de las pequeñas , ni su negativa para beber ,hicieron que la abuela cesara en su empeño, no tardaron en unirse al grupo ellas también. Estaban todos dormidos, pero despiertos, tenían su voluntad anulada. Serafín, uno de los más pequeños, se cayó al suelo, apretaba fuertemente sus puños y casi no podía cerrar los ojos, a nadie parecía importarle. Samuel, otro de los pequeños de cinco años ,se plantó delante de fuego como hipnotizado. La abuela, al verlo, se le acercó y con una dulce vocecilla le susurró al oído. Mi querido ángel del cielo, mi querida estrella de navidad, demuéstrame que es el elegido, en esta noche de fuego que de esta noche saldrá… El pequeño seguía con los ojos fijados en el fuego y como si de una puerta el fuego la quería atravesar, levanto su brazo casi dormido y fingía abrir un pomo. La abuela tenía sus dedos entrelazado y formando un solo puño delante de su rostro y con una maliciosa sonrisa no le sacaba la vista del niño. El niño miró a la abuela como esperando su aprobación y la abuela sin quitar la sonrisa con la cabeza le daba su aprobación. __ ¡Samuel noo…! Elena había entrado en casa, pero ninguno de los abuelos se había dado cuenta. Elena corrió apartando los muebles y sillas que los abuelos habían amontonado en la entrada. __¡Pero estáis locos o que! Que les habéis hecho a los niños. __ Grito cuando ya tenía a Samuel en brazos. __¡No puede ser, no puede ser, otra vez no mama! Las lágrimas ahogaban sus palabras. Esta vez no te lo puedo permitir ,son tus nietos, son vuestros nietos¡joder! Que son vuestros nietos y nosotros éramos tus hijos. La fuerza con las que había podido entrar al salón se desvanecían, se derrumbaba con el pequeño todavía en brazos. __¿Pero qué coño está pasando aquí! __ Grito Óscar todavía con las llaves del coche en la mano? Voy a llamar a la policía. Y mirando a su alrededor corrió a donde estaba el pequeño Serafín que estaba temblando y vomitando.! Dios mío está ardiendo! Alguien me quiere explicar qué pasa aquí. Elena, casi sin fuerzas, seguía en el suelo, ¡Jorge el ángel¡¡El ángel fue Jorge! Y levantándose con el pequeño en brazos, dejo con delicadeza el pequeño sobre una mesa ,se secó las lágrimas con las manos ,y cogió aire y lo soltó con fuerza. Ahora lo veía todo claro, no había sido una pesadilla Era todo como lo recordaba desde pequeña. __ Óscar, llévate a los niños fuera de casa ,llama a la ambulancia ,a la policía y llama a tu mujer que estará preocupada.__ Ordeno Elena. __¡Elena que pasa! Pregunto Óscar, esta vez con más miedo que preocupación. __¿Recuerdas, como te hiciste la cicatriz? Pregunto Elena con los ojos abiertos para controlar su llanto. __ Sí, claro, me acerqué demasiado al fuego y casi me caigo dentro dela chimenea ,si no fuese por ti, que de un empujo y caí encima de una silla, hoy en vez de cicatriz estaría muerto. Jorge, nuestro pequeño hermano, no tuvo tanta suerte. Óscar miró a sus padres buscando algo de compasión cuando en su cabeza se armó el puzle que desde pequeño intentaba armar y saber qué le había pasado a Jorge. __¡Pandilla de idiotas! Por tu culpa, hija del diablo.__ Grito la abuela mirando fijamente a Elena. La luz dorada nunca te eligió a ti, siempre tan fuerte y tan razonable, eras una niña repelente y siempre fuiste más responsable de lo que te correspondía a tu edad, por eso nunca fuiste el ángel de navidad. Ese tenía que haber sido Óscar, el ángel ese año y no Jorge, un niño enclenque, enfermizo, tuve que empujarlo yo, misma todavía recuerdo sus gritos cuando se quemaba y los ojos me miraban, pero por fin teníamos ángel. __ Óscar, se deslizó sobre la pared hacia el suelo, su cara se volvió pálida como el papel, sus ojos encharcados en lágrimas le nublaron la vista, y una arcada hizo que vomitara sin control. __ El abuelo, que se mantenía alejado de la discusión ,se fue poco a poco acercando a Elena. Miro con complicidad a su mujer, quien poco a poco se iba acercando también. Elena veía las intenciones de los dos ancianos, sabía que no tenía salida ,la estaban acorralando, las sirenas de la policía se entremezclaban con las de la ambulancia, pero sabía que no llegaría a tiempo para salvarla, miro a aquellos dos ancianos, quería ver una pizca de cariño en sus ojos, quería ver a unos padres ,pero solo veía rabia en sus ojos y ese brillo que se te pone en los ojos cuando consigues lo que quieres cerro los ojos en señal de rendición y espero su muerte. __¡Ni se os ocurra tocar a mi hermana! Fue el grito que hizo abrir los ojos de Elena y ver que Óscar se peleaba con sus padres ,los cuatro se enceraron en una pelea. Entre insultos y empujones Óscar de un empujón tiro a su padre dentro de la enorme chimenea y del empujón arrastro a Elena que casi consigue caerse dentro ,la madre en un acto de reflejo quiso ayudar al padre y ella terminó cayendo dentro. __¿Estás bien? Pregunto Óscar abrazando a su hermana. __ Sí, tranquilo, solo es una pequeña quemadura ,mientras se miraba la mano. Las sirenas de la policía se escuchaban más cerca. __ Óscar, vete con los niños ,diles que te encontraste los niños en la puerta. Qué venias a por una chaqueta para tu mujer y te encontraste todo ardiendo. Elena cogió un tronco de la chimenea y lo acerco a las cortinas que no tardaron en arder, corrió a por la caja de madera donde guardaba los ángeles que cada año le cambiaba el nombre y la lanzo a la chimenea. Nunca más habrá un ángel presidiendo el árbol de navidad ,en su lugar habrá  una estrella, la estrella de navidad. Simbolo de paz y luz en calma para todos aquellos ,que algun dia se perdieron.Y salió corriendo por la puerta de atrás. internal://0639f3dc-a4f1-400a-8d54-05e0015a0b90

© Derechos de autor. Todos los derechos reservados.

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor, revise los detalles y acepte el servicio para ver las traducciones.